<div dir="ltr"><div class="gmail_default" style="font-family:verdana,sans-serif">Estimados Compañeros:</div><div class="gmail_default" style="font-family:verdana,sans-serif"><br></div><div class="gmail_default" style="font-family:verdana,sans-serif">Con una disculpa anticipada en caso de que reciban este mensaje en forma repetida, les comparto algunas reflexiones sobre los simulacros de sismo con la intención de que se vuelva colectiva.</div><div class="gmail_default" style="font-family:verdana,sans-serif"><br></div><div class="gmail_default"><p class="MsoNormal"><font face="arial, helvetica, sans-serif">Comentando con uno de mis grupos
de estudiantes sobre el simulacro del pasado 19 de septiembre, volví a
encontrar lo que ya había descubierto en una conversación parecida con el grupo
del año pasado, y ahora considero indispensable compartir y abrir a una
reflexión colectiva: <b>parece que estos
simulacros no contribuyen realmente a prepararnos para una emergencia real</b>.
Debo aclarar por principio que hablo de lo que ocurrió en los edificios A-6 y
L-6 en particular. Serán ustedes quienes contribuirán a aclarar si se trata de
una situación particular o es un asunto más generalizado.<span></span></font></p><p class="MsoNormal"><font face="arial, helvetica, sans-serif"><br></font></p>
<p class="MsoNormal"><font face="arial, helvetica, sans-serif">El aspecto más notorio es que una
parte de la comunidad no toma en serio los simulacros: se demoran para salir de
los salones, caminan despacio mientras platican, ríen, etc., incluso hay
parejas que van abrazadas. En las experiencias de los estudiantes en ocasiones
anteriores, comentaron que al actuar como si se tratara de una emergencia real,
algunos de sus compañeros se burlaban o les decían que no exageraran e incluso
algún profesor les había llamado la atención por levantarse para salir del
salón. En suma, un sector de la comunidad no actúa de la única manera en que tiene
un sentido realmente preventivo llevar a cabo los simulacros: <i>como si se tratara de una emergencia real</i>. Esto tiene como consecuencia
que aunque haya una parte de la comunidad que intenta actuar como si lo fuera, en
los hechos perdemos la oportunidad de ejercitar una forma de conducirnos que en
condiciones de emergencia real será la única que contribuirá a reducir el
riesgo <i>para la mayoría</i>.<span></span></font></p>
<p class="MsoNormal"><font face="arial, helvetica, sans-serif"><br></font></p><p class="MsoNormal"><font face="arial, helvetica, sans-serif">Esto plantea una pregunta
importante, de cuya respuesta se pueden derivar medidas que contribuyan a
prepararnos para un riesgo de catástrofe: ¿Cómo lograr que lo que en sentido
literal es “ficción, imitación o falsificación” (la acepción relevante aquí de <i>simulacro</i>, según el Diccionario de la
Real Academia Española) sea vivido como una “ficción seria”, es decir que
nuestros pensamientos, sentimientos y acciones sean pertinentes aun sabiendo
que estamos fingiendo? Si no hacemos nada para responder una respuesta es
probable que los simulacros no sean más que un ritual vacío que sólo se cumple
por obligación.<span></span></font></p>
<p class="MsoNormal"><font face="arial, helvetica, sans-serif"><br></font></p><p class="MsoNormal"><font face="arial, helvetica, sans-serif">Ahora bien, en la reflexión con
los estudiantes sobre este asunto se plantearon algunas otras cuestiones que
también son importantes de reflexionar (y determinar empíricamente), así como
algunas sugerencias que tal vez pueden instrumentarse a corto plazo. En cuanto
a las primeras: a) hace falta tener una estimación aunque sea aproximada de la
cantidad total de personas que pueden hallarse en tránsito en las nuevas
escaleras en comparación con las antiguas, pues hemos visto que estas últimas
fácilmente se congestionan no sólo porque son estrechas sino porque en la
planta baja no permiten un rápido alejamiento de los edificios; b) parece
necesario que exista un protocolo a seguir en caso de que alguna persona “se
paralice” al sonar la alerta sísmica; c) no es claro quiénes, dada su ubicación
en determinado edificio, deben “replegarse” y quiénes desalojan, y cuál es el
criterio para hacer cada una de estas acciones; d) tampoco es claro por qué no
es mejor que algunos de los grupos ubicados en la parte norte de la planta baja
del A-6 (salones A-6001 a A-6003) se dirijan hacia la pista, en vez de hacia el
punto de reunión de la explanada del Edificio de Gobierno; e) dado que el
tamaño de los grupos ha ido aumentando en los últimos años en Psicología, hay
una saturación de bancas en los salones que entorpece la evacuación.<span></span></font></p>
<p class="MsoNormal"><font face="arial, helvetica, sans-serif"><br></font></p><p class="MsoNormal"><font face="arial, helvetica, sans-serif">Con respecto a sugerencias que
podrían implementarse de inmediato, pensamos en las siguientes: 1) que en cada
salón haya, igual que para el uso de los proyectores, un cartel que indique
cuál es el punto de reunión hacia el que habría que dirigirse en caso de
emergencia (que podría pegarse en el sitio en que se coloca la banca más
cercana a la puerta y donde se indicara algo como: “si tú estás sentado aquí,
serás el encargado de abrir la puerta en caso de emergencia e iniciar la evacuación”) ; 2) que en los simulacros
programados, no se suene la alarma en un momento de cambio de clases porque
entonces hay una parte significativa de estudiantes fuera de los salones; 3)
que haya simulacros no programados; 4) que de acuerdo a las características de
las aulas, se determine cuál es la mejor estrategia de desalojo del salón en
cuanto a rapidez (el año pasado hicimos algunos ensayos cronometrados y se
determinó que el arreglo más eficiente era formar filas bien alineadas y con
las mochilas debajo de las bancas, que salían de acuerdo al orden de su proximidad
a la puerta); 5) tal vez sería necesario hacer simulacros “regionales” (por
ejemplo, A-6 y L-6), primero programados y luego sin aviso, que permitan determinar
cuáles son las estrategias más convenientes para cada zona de la Facultad.<span></span></font></p>
<p class="MsoNormal"><font face="arial, helvetica, sans-serif"><br></font></p><p class="MsoNormal"><font face="arial, helvetica, sans-serif">En el mejor de los casos, esta
reflexión y organización colectiva podrían ser objeto de un proyecto de
investigación apoyado institucionalmente que contribuiría a establecer una
verdadera cultura de la prevención en este rubro.</font><font face="cambria, serif"><span></span></font></p><p class="MsoNormal"><font face="arial, helvetica, sans-serif"><br></font></p><p class="MsoNormal"><font face="arial, helvetica, sans-serif">Saludos</font></p><p class="MsoNormal"><font face="arial, helvetica, sans-serif">Gilberto Pérez Campos</font></p><p class="MsoNormal"><font face="arial, helvetica, sans-serif">Carrera de Psicología</font></p></div></div>